No se nos acaban los motivos para animaros a hacer ejercicio de forma continua. Aquí tenéis otros diez que igual no sabíais.
Sabias que...
- El ejercicio mejora la vascularización del tumor, aumentando así la perfusión sanguínea hacia el mismo (lo cual puede favorecer la acción de los fármacos contra el cáncer), reduciendo la hipoxia y los niveles de lactato a nivel intra-tumoral y, como resultado, enlenteciendo el crecimiento del tumor.
- El ejercicio aeróbico durante ocho semanas puede doblar la ratio de generación de nuevas neuronas en el hipocampo.
- El ejercicio consigue acelerar la maduración de células madre a células adultas totalmente funcionales y fomenta el principal mecanismo celular existente para el aprendizaje y la memoria, denominado aprendizaje a largo plazo.
- El lactato generado durante el ejercicio físico podría suprimir de forma aguda tanto la sensación de apetito como las hormonas relacionadas con el hambre/saciedad.
- El ejercicio ha mostrado aumentar la citotoxicidad (es decir, la capacidad de luchar contra células malignas) de células del sistema inmunitario como son las Natural Killer, unas de las principales encargadas en la lucha contra el tumor, lo cual se asoció de nuevo a un menor crecimiento tumoral.
- La actividad contráctil del músculo produce la biogénesis mitocondrial en las células musculares, es decir, produce los procesos celulares involucrados en la síntesis y degradación de de las mitocondrias, encargadas de generar el ATP. Siendo ésta la molécula que al romperse genera nuestra energía.
- Se ha observado que los pacientes que participan en programas de ejercicio antes del tratamiento del cáncer pueden reducir a la mitad el riesgo de complicaciones tras la operación. Incluso disminuyen la duración de las estancias hospitalarias (una media de 3 días menos) en algunos casos de cirugías agresivas como la resección pulmonar.
- Tres semanas de entrenamiento de fuerza de alta intensidad redujeron el volumen del tejido adiposo cardiaco (importante factor de riesgo cardiovascular) y mejoraron los niveles de fuerza muscular y la composición corporal.
- Las personas que realizan de actividad física de forma moderada tienen un menor riesgo de desarrollar la enfermedad renal crónica (en concreto, un 35% menos).
- Según varios estudios, las personas que son menos fuertes tienen hasta el doble de riesgo de mortalidad que las que tienen unos niveles de fuerza altos. Se observó que por cada 5 kg menos de fuerza en la mano, el riesgo de mortalidad aumenta un 16%
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