El ejercicio tiene muchísimos beneficios. La mejor manera de beneficiarnos de ellos es ser constantes en nuestro día a día. Ser constantes requiere muchas veces sacar tiempo de donde no lo hay y fuerzas cuando apetece descansar.
Para que os cueste menos sacar esa energía y motivación os contamos estos beneficios que podéis conseguir siendo constantes en vuestras rutinas de ejercicio.
Sabias que...
- Hacer ejercicio regularmente aumenta el número de nuevas neuronas en el hipocampo, una región cerebral que, entre otras cosas, ayuda a controlar la ansiedad.
- Bastan 30 minutos de ejercicio aeróbico al día para, cinco veces por semana, para reducir el declive cognitivo asociado al envejecimiento. Si además añadimos un poco de trabajo de fuerza, como el pilates, mejoraremos nuestra salud ósea y muscular.
- Con el ejercicio físico se incrementa el flujo sanguíneo cerebral y se mejora la oxigenación del mismo. Esto implica que se mejora la actividad cognitiva y se retrasan los posibles deterioros asociados a la edad.
- Con una actividad moderada regular se reduce el dolor articular en personas con artrosis en un 43% y con una actividad física intensa la esperanza de vida aumenta en más de dos años.
- La práctica de ejercicio más de dos veces por semana reduce la incidencia del cáncer de mama en un 10% y se mejora un 20% la calidad del sueño.
- La actividad física mejora la utilización de la glucosa por los músculos y por tanto aumenta la sensibilidad periférica a la insulina o, es decir, se reduce la resistencia a la insulina. Esto mejora de los niveles de glucosa y contribuye a un mejor control de la diabetes (en especial en la diabetes 2).
- Cuando realizamos un entrenamiento de fuerza con cargas aumentamos nuestro consumo de oxígeno post-entrenamiento, denominado EPOC. Este aumento está relacionado directamente con el gasto calórico y tiene la función de restaurar las reservas de ATP/PCr, reponer las reservas de O2, remover ácido láctico y reparar tejido muscular dañado. A mayor intensidad de ejercicio, mayor EPOC y , por lo tanto, mayor gasto energético.
- El ejercicio físico mejora la actividad fibrinolítica, reduciendo el riesgo de enfermedad tromboembólica.
- Las personas mayores de 65 años que hacen ejercicio como mínimo tres veces por semana tienen un 30%-40% menos de probabilidades de padecer demencia y alzheimer que las que sólo practican algún tipo de actividad física con menos frecuencia.
- Las pacientes con mayores niveles de actividad física presentan menor riesgo de desarrollar linfedema que aquellas con niveles de actividad física más bajos.
¿Necesitas más motivos?